Me voy a la cama, no sin antes dejar patente de la alegría que me embarga.
El universo me ha mostrado una vez más, que existe gente bella que trae equilibrio a nuestras vidas.
Han sido días de introspección, cuestionamiento, cambio y respuestas a muchas preguntas. Me parece que estoy en medio de un periodo en el que hay un reajuste de engranes en la gran máquina de la vida.
La rueda de la fortuna va girando y es nuestro turno de tomar plaza junto a las estrellas.
Como ya he dicho, los sueños formados en el éter, van tomando forma poco a poco y la recompensa a la paciencia y buenas desiciones, llega de la nada y toca la puerta con tres toques de magia.
Sentada en esa rueda de la fortuna, volteo y miro esos ojos bellos de los que me he enamorado. Tomo su mano y le sonrío en complicidad. Gracias por ser tú quién toma plaza a mi lado.
Gracias porque no eres el lobo, vestido de oveja.
Qué curiosa es la vida... Nos da lecciones todos los días.
Gracias, universo.
Soy feliz.
Mil y un veces feliz.
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