Dime cursie, exagerada o soñadora… No importa. En pleno concierto, ese hombre le pidió matrimonio al amor de su vida y le pidió a los "Piano guys" que le dedicaran una canción.
Lloré como niña pequeña en silencio, mientras un mar de sentimientos encontrados se anudaban en mi garganta. Esa chica, cuando llegue a casa tendrá una historia qué contar una y otra vez hasta que un día, sus nietos la cuenten como el evento más mágico en los anales históricos de su familia.
Esa pareja, como marido y mujer posiblemente discutirán, reirán, llorarán y viajarán por el mundo llevándose a la tumba todas las historias de la vida y la post vida. A quién le importa si mañana se divorcian o si viven juntos para siempre… Tienen hoy para hacer historias como la que le mostraron a todo el mundo en el Teatro Metropólitan.
Qué felicidad por esa clase de historias. Espero, en obra y gracia del Arquitecto Universal, vivir la propia con toda la fuerza y la inmensidad… Aunque tarde.