Son veintiséis años en este
mundo y un puñado de experiencias. Dicen que nadie sabe el momento en que le
llegue la hora y que hay que vivir cada día como si fuera el último, es por eso
que le doy importancia a todo lo que he vivido hasta el día de hoy.
Lo hecho, hecho está. Mi
corazón lucha con todas sus fuerzas por mantenerse vivo y curar sus heridas. Lo
palpo a cada minuto para verificar su latido y si a ojos profanos, no ha sido
aún descubierto en medio de su sangría.
Luna de cristal que desde arriba
me miras, háblame al oído. Cántame una canción de cuna en la que pueda
arrullarme. Lilith rebelde, brota de mi y dame el coraje para arrancarme el
dolor del pecho…
Universo, envuélveme en tu
manto y hazme una contigo de nuevo.
…
Tomó mis manos y se desplomó
entre mis brazos. Cada lágrima y lamento me hicieron despertar de la catatonia
que me tenía atrapada. Lo rodeé con mis brazos intentando cubrir la mayor parte
de su cuerpo, o más bien, de su alma.
-No llores, por favor.. No
llores.
Pero no había respuesta. El
caparazón que lo protegía, estaba roto en mil pedazos y de nuevo volví a ver al
niño asustado que hacía casi seis años había encontrado. Todo éste tiempo,
tratando de ser fuerte para mí, fabricó una barricada que le protegiera de los
jueces y de mis regaños.
Entonces besé sus rizos.
Tratando de consolarle, fundí mi alma con la suya, y en un grito sordo, derramé
mi tristeza sobre sus alas. El ángel había caído del cielo por mi culpa y yo,
sostenía en mi mano el mallete del juicio y vestía la capucha del verdugo.
¿Qué estoy haciendo? Me
pregunté. Todo éste tiempo cuestioné uno a uno sus cumplidos y sus besos,
siempre a la espera de una traición por su parte. Me encontraba presa de mis
propias inseguridades y recuerdos; tan herida que, cuando él se acercó a
curarme con besos, cuestioné beso a beso la procedencia de éstos.
Para poder consolarle, tuve
que soltar el mallete y el atuendo.. Acaricié sus alas y bebí de sus lágrimas.
Soy la dueña de esas lágrimas. Alzó la mirada y por sus ojos se derramó la
culpa.. Las verdades fluyeron a mares como los ríos por sus mejillas, mientras
que yo, con un hilo en voz apenas podía esbozarle mis amores preocupados y
sentidos.
Dicen que en ésta vida cada
persona que conocemos se encuentra relacionado con nosotros desde vidas
pasadas. Dicen que cada persona que se atraviesa por nuestra vida, tiene algo
que enseñarnos, un por qué de venir y un por qué de irse. Yo solo se que tantas
coincidencias no pueden ser ciertas… Yo solo se que el universo tiene un plan
muy grande y por el cuál solo puedo pedir fortaleza, aceptación y fe para poder
salir triunfante de todo ello.
Hace unos días decidí morir.
No diré mis razones, pero así fue. Sin embargo, en medio de aquella escena
dolorosa y cruel entendí muchas cosas. Los pensamientos toman forma a partir de
nuestra inconsciencia. Los miedos encarnan en realidades si les invocamos
repetidamente por las noches…
Las infidelidades son fruto de la traición a uno mismo.. De la lealtad a nuestros miedos y del silencio
de nuestra razón.
Pero sí, la culpa es mía. Es
mía por guardar silencio y llorar a escondidas. Por callarme las ideas y no
compartírselas.. Es mía por taparme los ojos y no querer ver la realidad de los
hechos.. Es mía por no volar y permitir que alguien más volara a su lado..
A su vez, es su culpa por no
cantarme de nuevo esa canción de cuna.. Por no haberme dado la llave que abre
su caparazón protector. Quizá perdí la llave y a ella le dio una copia.. Quizá
fui yo misma quien se la dio a ella..
…
Él seguía llorando y yo, con
mi mejilla en su cabeza, en silencio acariciaba su alma.. Volví a ver los ojos
que me enamoraron por primera vez. Sinceros y de matiz ambar bajo la luz de
luna. Sentí sus manos y sus diez dedos finos y suaves.. Esos dedos que han recorrido
cada lunar y poro de mi cuerpo y mi alma.
Y entonces tomé su rostro con
mis manos y le pedí perdón. Le pedí perdón con cada latido de mi corazón
herido, con cada beso escondido y con cada recuerdo de nuestra historia en el
cielo. Le pedí perdón al universo y también terminé perdonándome a mí misma..
Recordé por última vez el
sentimiento de traición y dejé que se perdiera con el resto de los demonios a
los que ahora volví a atar con cadenas. Besé sus labios y alejé la imagen de la
traición por un momento. Dejé que fuéramos solamente nosotros dos y nuestro
alma herida.
…
Fue un sábado fresco. Era
abril de 2008 y había pasado un mes desde que era oficialmente soltera. Conocí
a éste chico alegre y risueño un par de meses atrás, aún teniendo pareja estable. El
día que nos conocimos, pintó una sonrisa en mis labios desde el momento en que
estrechó mi mano presentándose con su clásico "Soy Luis Haces" fuerte
y alto.
Aquél juego de quitarme los
zapatos y reír por Sailor Moon fue solo el principio. Esa noche me fui a la
cama junto al desconocido con quien compartía la cama hasta ese momento, y me perdí en un "Qué pasaría si"
entre mis sueños..
Aquella noche del once de
abril del año que corría, tomó mi mano y caminamos por el centro de la
Ciudad de los Ángeles que nos ha visto crecer. En medio de las risas por
encontrar a mi “novia ideal”, resultó robarme un beso que resultó en fuegos
artificiales y un par de ojos ambarinos que me miraban como ningunos otros lo
habían hecho.
Había en él tanta luz y tanta
alegría, que con solo mirarle ya me alegraba el mundo. Y entonces nació una
historia: Luis y Lilly. Luis y Lilly en el Tall:., Luis y Lilly en la familia,
Luis y Lilly con los amigos.. Luis y Lilly durante casi seis años.
Para mi ésta es una historia
que vale todas las lágrimas y todos los tropiezos. Las palabras no son nada si
no se acompañan de besos.
...
Yo miré su alma esa noche y el
miró la mía de nuevo. Nos compadecimos el uno del otro y decidí no volver a
hacerle daño.
“Yo te cuido, corazón”, le
dije secando sus lágrimas a la vez que secaba las mías. Podré estar rota, pero
aún puedo levantar mi espada para protegerte.
Soy tu pilar de luz,
¿recuerdas?. Los pilares de luz tienen alguna fuente, y esa fuente eres tú, son
los recuerdos, son las virtudes y las fortalezas. Dejemos atrás el capullo de
la oruga…
Han pasado seis años y es hora
de volar como lo hacen las mariposas. Como lo hacen las aves y sobre todo los
ángeles. Tú, extraño de cabello chino y pecas de niño travieso. Ese chico que
me miraba a hurtadillas entre cuadros blancos y negros.
Joven alegre que me abrazó
para no perderme un día amargo lleno de traiciones. Hombre fuerte que vivió
junto a mi la historia más dolorosa y educativa de nuestra vida… Quédate a mi
lado.
Volveré a sonreír como me has
enseñado. Y si vuelvo a llorar, entonces volveré a recordar todo esto para
tomar impulso y colocarme de nuevo entre tus alas mientras levantamos el
vuelo.
No fabriquemos caparazones..
Fabriquemos una barricada entre los dos que nos proteja de invasores de sueños
y pasiones sin dueño.
Al final, lo único que nos
llevaremos será el recuerdo.. Que sea un recuerdo que nos haga sonreír al final
de nuestros días. Seas tú o sea yo quien parta primero, ten por seguro que
estarás en mi pensamiento. Y en el cielo estaré en paz, al fin siendo uno con
el universo.
Que las palabras se conviertan
en hechos. Que encarnen en realidades y podamos ser felices con ello.
Sonríe, caballero. Aún nos
queda una mano más por jugar.
J:.T:.A:.
La dama de tus sueños.