Es tiempo de partir, el avión espera y los rostros desconocidos encuentran vértice en el anhelo de cielos nuevos.
El cansancio nubla la vista, pero la emoción palpita fuerte en el estómago a cada segundo que anuncia el pronto vuelo al Viejo Continente.
Trato de imaginar los aromas, los acentos y los colores del suelo que nos espera. Quisiera cerrar los ojos y transportarme cuál espíritu viajero, pero todo tiene un tiempo dado.
Supongo que la imaginación ésta vez será superada por la realidad, y eso es lo dulce de éste momento. El saber que la vida es bella y el mundo tan grande como los pasos que daré sobre sus suelos.
Estoy viva y soy feliz.
It's time to go.